La recontracoparon:

20100528

Jajajajjajajajjajajjajajajajjajajjajaja
GENIAL
Hace media hora leí esto,(www.tusecreto.com) no puedo parar de reirme




22años28/05/2010 04:11Número704118

mi novia vive mirando el programa de alessandra la sexologa...

ahora cada vez que tenemos sexo, cierro el culo como punta de salchicha pq tengo miedo de q mi novia me mande un dedo o algo...todo pq la gorda pajera de alessandra le hizo la idea a mi chica de "estimular nuestra prostata directamente"..

para vos gorda forra: mi novia me manda algo por el orto y voy y te levanto a patadas ok?..te lo adverti


20100525

ParaTi*



Celeste Cid


El año pasado se dijeron muchas cosas sobre ella: que estaba en recuperación por su adicción a las drogas, que había intentado suicidarse, que estaba embarazada de Fito Páez… Ella guardó silencio y se avocó a filmar Eva y Lola, la película que protagoniza junto a Emme y que se acaba de estrenar. Hermosa y angelical como siempre, la actriz y joven madre asegura que ya nada es como antes.

En algún lugar secreto entre los personajes y la vida, está Celeste. Tal vez en el andar movedizo y la mirada pura y luminosa del film Eva y Lola. O en la ternura un poco oscura, extraña, de Malena; esa hermana menor del nuevo unitario de Pol-Ka. Difícil saber cuáles son los límites geográficos de su mundo. Aunque, si hay algo claro, es que del único sitio que está lejos la chica que ahora llega al bar, es del ojo de la tormenta. De lo que se dice –se dijo– de ella. Sus ojos brillan.

Le queda lindo el look día de lluvia: impermeable y botas de goma floreadas. Parece que el temporal de su vida ya pasó. Pero aun así recrea las primeras gotas: “Una tarde, dando entrevistas, dije que iba a comprar cigarrillos y nunca volví. Llevaba seis horas hablando y me quedaban dos más. Lo hice sin pensar, paré un taxi y adiós. Al otro día se publicó: ‘Celeste Cid, borracha, deja plantada a la prensa’. Ahora, en cambio, estoy en un momento muy paciente de mi vida”, dice, y sonríe.

Se dijeron muchas cosas. ¿Qué te pasó realmente el año pasado? No quiero hablar de eso. Fue un tiempo difícil, de búsqueda. Pero ya está. Todo el mundo tiene crisis. Me reseteé. Barajé y di de nuevo. Necesitaba parar la pelota.

¿Para qué te sirvió hacerlo? Para acomodarme. Fueron demasiados sacudones, muchos años de estar en contacto con el afuera. A veces entender qué es lo que pasa internamente lleva un segundo, pero ordenarlo tarda años. Creo que eso está pasando. Yo lo veo en mí y en los demás: logré cierta calma y ahora me digo: “Esto era”.

¿Sentís que se te faltó el respeto?
Bueno, si ocurrió fue porque yo lo permití. Antes me enganchaba más. Ahora sé hasta dónde me toca. Es muy duro que se digan esas cosas y no sólo para uno, sino para la familia. Han llamado a casa parientes lejanos para preguntar si era cierto esto o aquello.

¿Seguiste todo lo que se dijo? Intenté no hacerlo, aunque me llegaron muchas cosas por mis amigas o por mi familia. Lo que se dice públicamente te afecta, aunque no quieras.

¿Cómo fue la vuelta al trabajo diario? Eso era lo que más necesitaba. Funcionó muy bien en el orden, estoy acostumbrada a la disciplina. Capricorniana, ¿viste?

SALE EL SOL. En el cine es Eva, una chica fantasiosa y nostálgica, la protagonista de la nueva película de Sabrina Farji. Se anima a un tema difícil: los hijos apropiados durante la Dictadura. “Me interesó mostrar esa realidad con un personaje muy luminoso. Yo nací en Democracia, me toca desde otro lugar. Por eso traté de no pensar en el peso que tiene, sino en hacer una lectura existencial: la identidad, los padres… Eso nos pasa a todos. Lo lindo de la peli es que es una historia de amistad muy hermosa con un trasfondo oscuro”, concede y cuenta que su trabajo junto a Emme dejó como saldo, justamente, amistad y nuevas aptitudes: cantar, bailar y hacer acrobacia.

¿Te llegó en buen momento una interpretación en un marco de tanto dolor? Si, no necesité pensar cómo hacerlo. Yo también estaba en esa búsqueda a nivel personal, lo entendía. No tuve que actuar el sufrimiento. Con el tiempo pude darle sentido a toda esa vivencia de ficción y de realidad. Creo que el saldo es positivo, la confirmación de que lo opresivo puede ser crecimiento.

¿En el último tiempo te conectaste desde otro lugar con la actuación? Si, me relajé. Comencé de muy chica a trabajar y nunca tuve la posibilidad de ponerme a estudiar, hice el proceso inverso. Eso te deja como embotado. Sentía que debía nutrirme de las cosas de la calle, de la vida. Si lo mío era estar todo el tiempo adentro de un estudio de grabación, iba a ser una fantasía permanente. Se volvió en contra en un momento.

¿Cómo y cuándo? Desde los 11 hasta los 19 años no paré, y es una etapa constitucional. Al principio disfrutaba mucho, pero cuando arranqué con “Resistiré” ya no fue lo mismo. Se trató de un año poco agradable. Por suerte tuve a mi hijo y pude conectarme con el costado más hermoso de la realidad, que es ser madre.

¿Cuál fue tu sensación en esa etapa? Que debía sobreadaptarme a la vida y a los cambios que iba atravesando. Había sido una nena trabajando en un mundo de adultos. No es fácil, a mi me costó. El saldo era que de repente yo podía comprarme una casa, por ejemplo. Aunque el precio era demasiado alto.

¿Por qué decidiste decir “basta”?
Necesitaba encontrar en dónde estaba parada y sobre todo cómo quería pararme. Así fue como renegué de la idea de tener una casa enorme y con parque: entendí que es mejor tener una chiquita, pero trabajando sólo donde quisiera. Son elecciones. Hoy, más que a lo profesional, aspiro a mi felicidad.

¿Qué es lo interesante de tu personaje en “Para vestir santos”? Que se va moldeando: es una especie de freak que tiene un tema con su sexualidad. Va rebotando junto a sus hermanas. Con mis compañeras de elenco se dio algo lindo: no nos conocíamos y ahora estamos muy pegadas. Si no grabamos juntas nos mandamos mensajes de texto o hablamos por teléfono. No recuerdo haber tenido ese contacto antes.

¿No pensás que a lo mejor vos cambiaste de actitud? Sí, es probable. Alguna vez renegué del medio, pero después me arrepentí, porque es la misma energía a la inversa: de algo que no nos gusta también puede salir algo bueno. No se puede estar peleado con algo de lo que sos parte. La posibilidad de decir “no” está siempre. De alguna forma estoy encontrando mi “lugarcito”.

¿Y por qué en diminutivo? Porque a lo mejor no es el que tenía antes. Años atrás creía que lo máximo era recibir un protagónico y ahora me siento más cómoda con papeles chicos. Es más relajado.

¿Sentís que el medio puede llegar a ser perjudicial para la salud?
Hay algo tan vacío… Es todo para afuera, el foco está puesto en los cuerpos. Yo en cambio soy para adentro. No me siento representada con la chica sexy y maquillada. Me veo más contando una historia que mostrándome.

Sos la cara de la campaña de Las Oreiro. ¿Cómo te llevás con la moda? Me gusta. Pero más que la moda, me encanta la indumentaria. Me encanta investigar, elegir prendas antiguas o rescatar algo de madre o abuela. Coser, achicar… me encanta. A mi hijo cuando era chico le hacía mucha ropa: compraba telas, les pegaba lentejuelas. ¡Obviamente, ya no me lo permite!

¿Qué papel juega el físico en el trabajo con la imagen? Mirá, el año pasado había engordado bastante… No trabajaba y me dediqué a comer; todavía me quedan un par kilos para bajar. Te das cuenta de cuál es la mirada de los demás: siempre fui muy flaca y de repente aparecer con las piernas de Maradona generó un rumor al respecto.

Como cuando se dijo lo del embarazo… Tal cual. Nunca estuve embarazada. Hace poco una periodista me preguntó: “¿Por qué estás tan gorda?”, y me pareció terriblemente impune. No entiendo cómo se le puede decir eso a alguien. Hay que tener mayor delicadeza con ciertos temas. Aparte, tampoco es que estoy taaan gorda. Trato de comer menos, pero no me cuido: hice gimnasia una sola vez en mi vida. Me da mucha fiaca.

¿Sos consciente de que tu aspecto frágil despierta mucha ternura en la gente?
Me lo dicen bastante… Es bueno, me parece. El año pasado había gente que me paraba por la calle para decirme que rezaba mucho por mí. Otros me abrazaban y me pedían que me cuidara, que me pusiera bien. Sentí mucho cariño, como cuando era chica. Por un tiempo había dejado de pasar, así que fue lindo recuperar esa energía.

Se habló de tu relación con Fito Páez, se dice que estás en pareja. ¿Es cierto? ¡No! Nunca estuve más sola en mi vida, ojalá estuviera con alguien. Pero no. Hablan por mí, nunca dije nada al respecto.

¿Cómo vienen los proyectos?
Sigo con la tira de Canal 13 hasta fin de año. Y me ofrecieron hacer una obra de teatro en España. Está buenísimo que me convoquen de otro país, siempre quise trabajar afuera. Pero no son decisiones que puedo tomar así como así, tengo un hijo.

Y tu hijo André, ¿cómo está? ¡Hermoso! Ya tiene 6 años. Le encanta jugar al fútbol, la música… Y hay días en que sólo quiere estar frente a la play station. Con el padre (N. de R.: Emmanuel Horvilleur) tratamos de que no se pierda las cosas lindas, simples. Estamos muy unidos en su crianza y a mí me divierte mucho. Los chicos no te dan opción: si le digo que estoy cansada, responde: “¿Qué me importa?”. Sin duda él me enseña más cosas a mí que yo a él. Cuando un nene llega a una familia pone en primer plano el sentido de la vida.

¿Con qué fantaseás? Con pasar desapercibida, mudarme a una provincia, estar más con la gente y poder hacer cosas cotidianas. Pero no sé si esa vida no me daría un panic attack. A lo mejor tiene que ver con que ahora tengo mucho trabajo y uno siempre quiere lo que no tiene. Es como en el cielo: las estrellas que vemos ya no existen. Y es probable que este momento ya haya pasado y sea parte de nuestro propio recuerdo, de ahí la nostalgia.

Aprovechando la idea de lo pasado. ¿Qué sentido tiene para una chica de tu edad el Bicentenario? Yo soy más del “Imagine” de John Lennon, sin países ni límites. Cuando era chica y veía los mapas me preguntaba por qué había tantas líneas si el mundo es uno. Creo que lo único que mantiene el espíritu y la fuerza de una Nación es la comunión entre las personas. Y en este país la gente es muy solidaria, me consta.

Maquilló y peinó: Marina Ruiz para “Mala” peluquería. Agradecimientos: Las Oreiro, Justa Osadía, Medias Silvana, Bardot, Restó Bar Peruano. www.restobardot.com.ar

sh*t!







20100504

LUZ*













Nota de tapa: Celeste Cid
“Lo que se dijo de mí me hizo mucho daño”


Hoy se la nota llena de energía y vitalidad. La actriz que está a punto de estrenar el filme Eva y Lola, donde encarna a la hija de un desaparecido, volvió a la televisión y enfrenta la vida con aires renovados. En su primera entrevista luego de casi un año de silencio explica hasta qué punto le afecta el qué dirán, al tiempo que desmiente los rumores de embarazo.

Se ocuparon tantas páginas en describir un supuesta situación límite, que no se sabía qué persona iba a presentarse en la entrevista, si la mujer de aspecto angelical que estamos acostumbrados a ver desde sus comienzos o una mujer apagada o ausente. Afortunadamente, Celeste Cid apareció radiante en el Hotel Savoy (lugar pautado para la nota con LUZ), desmitificando en un sólo instante todo lo que se había dicho en los últimos meses sobre ella.

Desde el año pasado, la actriz había optado por el silencio ante las versiones que hablaban de su salud, de un presunto embarazo y de su relación con Fito Paez, pero ahora, a la distancia y desde la certeza de haber dejado lo peor atrás, sostiene: “se dijeron cosas falsas que me hicieron mucho daño. Por eso hay asuntos que prefiero guardar sólo para mí”.

Ahora, animada y con respuestas sagaces, presenta su nueva película: Eva y Lola, dirigida por Sabrina Farji, que se estrena el 13 de mayo. En el filme interpreta a una joven cuyo padre está desaparecido y que tiene que ayudar a una amiga, apropiada por un ex represor, a aceptar su identidad. “Victoria Grigera, una de las guionistas y actriz de la película vivió en gran parte lo que le pasa a mi personaje. En su caso, ayudó a la hoy diputada Victoria Donda a aceptar que había nacido en la ESMA y que sus padres no eran sus apropiadores, sino que estaban desaparecidos y que seguramente habían sido asesinados en ese centro clandestino de detención”, cuenta en tono serio. “De todas maneras -agrega- esto es una ficción y para mí representó un desafío componer un personaje luminoso y vivo en una historia tan triste y opresiva”.

-¿Qué fue lo que te llevó a aceptar el papel de Eva?
-Los por qué en el momento de decir sí no tienen mucho sentido ahora. Creo que con el tiempo adquieren otra dimensión. En aquel entonces, cuando leí el guión quería involucrarme en la temática desde un lugar personal y tomar conocimiento de cosas que por una cuestión generacional no viví. Por otro lado, cuando comencé el rodaje, me dí cuenta de que más allá de que era un acto político lo que estaba haciendo, había un montón de aspectos que tenían que ver con la humanidad misma, con un padre, con una madre, y con la familia, que a mí me interesa mucho -y a la psicología en general (risas). Son cuestiones sobre las que te toca reflexionar en algún momento de la existencia y resolver para darle sentido a tu vida.

-En definitiva es el tema de la identidad...
-El personaje se llama Eva y es el arquetipo de la primera mujer. La filmamos el año pasado y para mí fue una experiencia, en lo personal, muy movilizante porque veía que había mucho paralelismo con mi vida. Por eso, no es que iba solamente a rodar la película y me volvía a mi casa como si nada. Mi cabeza seguía funcionando y resultó una bendición porque fue como abrirle las puertas a una gran reflexión.

-¿Sobre qué aspectos?
-Me siento identificada con Eva. Para componerla dejé fluir el sentimiento. El personaje tiene algo que a mí me gusta mucho, que lo voy decodificando con el tiempo, como si fuera un rompecabezas. Tiene que ver con cómo ella se relaciona con los otros, con los hombres y con su amiga Lola porque siempre está buscando a alguien que la complete. Es como en las relaciones en general, cuando estás en una pareja, decís: “busco mi media naranja o mi parte complementaria”. Pero en realidad creo que lo que está bueno es encontrar una cierta individualidad, y que el otro no funcione de sostén, intentando cubrir otros agujeros que sólo pueden ser llenados por una misma.

-En la película las dos amigas hablan de lo difícil que es conseguir un hombre. ¿Sos de las que piensa que ya no hay más hombres?
-No, para nada. Siempre digo ese tipo de frases pero en chiste, no me las creo. La gente me dice que sus amigos creen que soy divina pero yo no me encuentro nunca a esas personas por la calle, a mí no me hacen esos comentarios. Al menos no me entero. Tal vez no se animan, no sé. Igual, ¡¿cómo no va haber más hombres?! ¡Sería el fin de nuestra existencia! (risas).

-¿Ahora estás sola?
-No, estoy en pareja y feliz. Y con esa información es suficiente. No voy a contar sobre mis poses en el Kamasutra (risas).

-A fines del año pasado, aparecieron unas fotos tuyas con Fito Paez besándose, ¿te referís a él?
-No quiero referirme a eso. Lo único que voy a decir es que desde el punto de vista sentimental, estoy atravesando un muy buen momento. Además estoy contenta con los trabajos que realizo y con la relación que mantengo con mi hijo.

-¿Cómo es?
-No sabría describirla, pero me encanta verlo crecer, que aprenda y me enseñe. A veces viene a las filmaciones, pero mucho no las disfruta. Prefiere quedarse jugando con sus amigos o con los jueguitos electrónicos, antes de ir a ver a la madre a su trabajo. Debe ser muy aburrido para él.

-¿Te tranquiliza el hecho de que no quiera pasar mucho tiempo en un set de filmación?
-A mi me gusta que me acompañe. Además él es muy comprador, muy cariñoso, y cuando llega ilumina el lugar. Pero también entiendo que no es un ámbito adecuado para un chiquito.

-Dado que empezaste de chica a trabajar como actriz, ¿fomentarías... (interrumpe)
-No. Ni dejo terminar la pregunta. Los niños al colegio y después, cuando lo terminen, que decidan su futuro. Me parece que las cosas tienen que tener su tiempo. Ni siquiera se justifica cuando tenés una necesidad, porque son tus padres los que tienen que trabajar. De lo contrario es una sobreadaptación constante a un mundo de adultos, porque, aunque trabajes con otros niños, no deja de ser un ambiente de grandes, donde hay que cumplir horarios, sumándole la responsabilidad del colegio. Yo nunca me lo tomé como un juego, por más que haya sido un trabajo lúdico. Siempre fue un trabajo. Doce horas, estudiar libretos... no era todo a la sans faison.

En balance, ¿cómo valorás esa experiencia?
-No siento que me haya perdido algo, pero es cierto que no tengo punto de comparación con otra vida. Al tener un hijo entiendo que el orden en la rutina es importante para una chico. Pero no reniego de lo vivido, porque hoy, a los 26 años, tengo la posibilidad de elegir dónde actuar y de no trabajar por obligación. Me abrió algunas puertas y me cerró otras.

-Hace un par de semanas volviste a la tele con Para vestir santos. ¿Qué te hizo regresar?
-Me gustó mucho el proyecto, soy admiradora de Javier Daulte en el teatro, de sus obras, y quería trabajar en Polka y con Griselda (Siciliani) y Gabriela (Toscano). Además, lo bueno de un unitario es que no estás corriendo y tenés más tiempo de elaborar el personaje, con una buena puesta de cámaras.

-También hiciste la campaña otoño invierno de Las Oreiro, cuyos diseños apuntan a una mujer con curvas. Tu cuerpo cambió en el último año, ¿cómo te sentís?
-Tengo unos kilos de más, pero me lo tomo con humor. Igual, no entiendo esa exigencia de estar flaca. ¿Estoy gorda respecto de qué? Respecto de una flaca esquelética, seguro que sí. Pero cada uno es como es, y come según lo que quiere. A mi me dicen que haga gimnasia y la verdad que soy muy relajada con ese tema y si bien no me causa gracia la pancita, acepto el cuerpo que tengo. Si ahora estoy un poco más gordita... y bueno, es mi problema. ¡Ah! Otra cosa: no es que esté embarazada. ¡Señores: estoy gorda! ¡Comí muchos postres este verano! Es así, no trabajé y me dediqué a comer (carcajadas) ... y a tener sexo también (nuevamente carcajadas).

-Se publicaron muchas noticias tuyas en los últimos meses. ¿Te afecta cuando hablan de vos?
-El que dice que no, miente. Que hablen de vos te afecta, en mayor o en menor medida. Pero si tenés claridad sobre vos misma y sabés dónde estás parada, ahí es donde tenés que tener puesta la mirada, no en el afuera. Igual, cuando dicen cosas como ‘está embarazada’, ‘está gorda’, ‘tiene arrugas’, esto o lo otro, me afectan. No soy un trapo que no siente nada.

-Al hablar poco de tu vida privada, proyectás una imagen de mujer misteriosa. ¿Sos así realmente?
-No sé. Lo que sí es cierto es que pongo un límite muy claro donde no dejo que determinada gente se meta. Solo le abro mi mundo a mis amigos y a las personas que están bien cerca de mí. En un medio donde todo es exponerse -y cuanto más, mejor-, yo elijo levantar algunas paredes. Tal vez eso genere una sensación de ambigüedad. Con los años me voy dando cuenta de las trampas del lenguaje televisivo y mediático, y trato de no caer en ellas.

-En la nota anterior con LUZ decías que el medio te parecía un circo, ¿seguís pensando igual?
-Totalmente. Gente que no te conoce te saluda como si fuera un íntimo amigo, y yo misma me he encontrado en esa situación. Así que yo también participo del circo y me hago cargo, pero dejo una gran parte de mí afuera. Un pedacito sí lo comparto, el resto no. Eso hace la diferencia. -