La recontracoparon:

20100504

LUZ*













Nota de tapa: Celeste Cid
“Lo que se dijo de mí me hizo mucho daño”


Hoy se la nota llena de energía y vitalidad. La actriz que está a punto de estrenar el filme Eva y Lola, donde encarna a la hija de un desaparecido, volvió a la televisión y enfrenta la vida con aires renovados. En su primera entrevista luego de casi un año de silencio explica hasta qué punto le afecta el qué dirán, al tiempo que desmiente los rumores de embarazo.

Se ocuparon tantas páginas en describir un supuesta situación límite, que no se sabía qué persona iba a presentarse en la entrevista, si la mujer de aspecto angelical que estamos acostumbrados a ver desde sus comienzos o una mujer apagada o ausente. Afortunadamente, Celeste Cid apareció radiante en el Hotel Savoy (lugar pautado para la nota con LUZ), desmitificando en un sólo instante todo lo que se había dicho en los últimos meses sobre ella.

Desde el año pasado, la actriz había optado por el silencio ante las versiones que hablaban de su salud, de un presunto embarazo y de su relación con Fito Paez, pero ahora, a la distancia y desde la certeza de haber dejado lo peor atrás, sostiene: “se dijeron cosas falsas que me hicieron mucho daño. Por eso hay asuntos que prefiero guardar sólo para mí”.

Ahora, animada y con respuestas sagaces, presenta su nueva película: Eva y Lola, dirigida por Sabrina Farji, que se estrena el 13 de mayo. En el filme interpreta a una joven cuyo padre está desaparecido y que tiene que ayudar a una amiga, apropiada por un ex represor, a aceptar su identidad. “Victoria Grigera, una de las guionistas y actriz de la película vivió en gran parte lo que le pasa a mi personaje. En su caso, ayudó a la hoy diputada Victoria Donda a aceptar que había nacido en la ESMA y que sus padres no eran sus apropiadores, sino que estaban desaparecidos y que seguramente habían sido asesinados en ese centro clandestino de detención”, cuenta en tono serio. “De todas maneras -agrega- esto es una ficción y para mí representó un desafío componer un personaje luminoso y vivo en una historia tan triste y opresiva”.

-¿Qué fue lo que te llevó a aceptar el papel de Eva?
-Los por qué en el momento de decir sí no tienen mucho sentido ahora. Creo que con el tiempo adquieren otra dimensión. En aquel entonces, cuando leí el guión quería involucrarme en la temática desde un lugar personal y tomar conocimiento de cosas que por una cuestión generacional no viví. Por otro lado, cuando comencé el rodaje, me dí cuenta de que más allá de que era un acto político lo que estaba haciendo, había un montón de aspectos que tenían que ver con la humanidad misma, con un padre, con una madre, y con la familia, que a mí me interesa mucho -y a la psicología en general (risas). Son cuestiones sobre las que te toca reflexionar en algún momento de la existencia y resolver para darle sentido a tu vida.

-En definitiva es el tema de la identidad...
-El personaje se llama Eva y es el arquetipo de la primera mujer. La filmamos el año pasado y para mí fue una experiencia, en lo personal, muy movilizante porque veía que había mucho paralelismo con mi vida. Por eso, no es que iba solamente a rodar la película y me volvía a mi casa como si nada. Mi cabeza seguía funcionando y resultó una bendición porque fue como abrirle las puertas a una gran reflexión.

-¿Sobre qué aspectos?
-Me siento identificada con Eva. Para componerla dejé fluir el sentimiento. El personaje tiene algo que a mí me gusta mucho, que lo voy decodificando con el tiempo, como si fuera un rompecabezas. Tiene que ver con cómo ella se relaciona con los otros, con los hombres y con su amiga Lola porque siempre está buscando a alguien que la complete. Es como en las relaciones en general, cuando estás en una pareja, decís: “busco mi media naranja o mi parte complementaria”. Pero en realidad creo que lo que está bueno es encontrar una cierta individualidad, y que el otro no funcione de sostén, intentando cubrir otros agujeros que sólo pueden ser llenados por una misma.

-En la película las dos amigas hablan de lo difícil que es conseguir un hombre. ¿Sos de las que piensa que ya no hay más hombres?
-No, para nada. Siempre digo ese tipo de frases pero en chiste, no me las creo. La gente me dice que sus amigos creen que soy divina pero yo no me encuentro nunca a esas personas por la calle, a mí no me hacen esos comentarios. Al menos no me entero. Tal vez no se animan, no sé. Igual, ¡¿cómo no va haber más hombres?! ¡Sería el fin de nuestra existencia! (risas).

-¿Ahora estás sola?
-No, estoy en pareja y feliz. Y con esa información es suficiente. No voy a contar sobre mis poses en el Kamasutra (risas).

-A fines del año pasado, aparecieron unas fotos tuyas con Fito Paez besándose, ¿te referís a él?
-No quiero referirme a eso. Lo único que voy a decir es que desde el punto de vista sentimental, estoy atravesando un muy buen momento. Además estoy contenta con los trabajos que realizo y con la relación que mantengo con mi hijo.

-¿Cómo es?
-No sabría describirla, pero me encanta verlo crecer, que aprenda y me enseñe. A veces viene a las filmaciones, pero mucho no las disfruta. Prefiere quedarse jugando con sus amigos o con los jueguitos electrónicos, antes de ir a ver a la madre a su trabajo. Debe ser muy aburrido para él.

-¿Te tranquiliza el hecho de que no quiera pasar mucho tiempo en un set de filmación?
-A mi me gusta que me acompañe. Además él es muy comprador, muy cariñoso, y cuando llega ilumina el lugar. Pero también entiendo que no es un ámbito adecuado para un chiquito.

-Dado que empezaste de chica a trabajar como actriz, ¿fomentarías... (interrumpe)
-No. Ni dejo terminar la pregunta. Los niños al colegio y después, cuando lo terminen, que decidan su futuro. Me parece que las cosas tienen que tener su tiempo. Ni siquiera se justifica cuando tenés una necesidad, porque son tus padres los que tienen que trabajar. De lo contrario es una sobreadaptación constante a un mundo de adultos, porque, aunque trabajes con otros niños, no deja de ser un ambiente de grandes, donde hay que cumplir horarios, sumándole la responsabilidad del colegio. Yo nunca me lo tomé como un juego, por más que haya sido un trabajo lúdico. Siempre fue un trabajo. Doce horas, estudiar libretos... no era todo a la sans faison.

En balance, ¿cómo valorás esa experiencia?
-No siento que me haya perdido algo, pero es cierto que no tengo punto de comparación con otra vida. Al tener un hijo entiendo que el orden en la rutina es importante para una chico. Pero no reniego de lo vivido, porque hoy, a los 26 años, tengo la posibilidad de elegir dónde actuar y de no trabajar por obligación. Me abrió algunas puertas y me cerró otras.

-Hace un par de semanas volviste a la tele con Para vestir santos. ¿Qué te hizo regresar?
-Me gustó mucho el proyecto, soy admiradora de Javier Daulte en el teatro, de sus obras, y quería trabajar en Polka y con Griselda (Siciliani) y Gabriela (Toscano). Además, lo bueno de un unitario es que no estás corriendo y tenés más tiempo de elaborar el personaje, con una buena puesta de cámaras.

-También hiciste la campaña otoño invierno de Las Oreiro, cuyos diseños apuntan a una mujer con curvas. Tu cuerpo cambió en el último año, ¿cómo te sentís?
-Tengo unos kilos de más, pero me lo tomo con humor. Igual, no entiendo esa exigencia de estar flaca. ¿Estoy gorda respecto de qué? Respecto de una flaca esquelética, seguro que sí. Pero cada uno es como es, y come según lo que quiere. A mi me dicen que haga gimnasia y la verdad que soy muy relajada con ese tema y si bien no me causa gracia la pancita, acepto el cuerpo que tengo. Si ahora estoy un poco más gordita... y bueno, es mi problema. ¡Ah! Otra cosa: no es que esté embarazada. ¡Señores: estoy gorda! ¡Comí muchos postres este verano! Es así, no trabajé y me dediqué a comer (carcajadas) ... y a tener sexo también (nuevamente carcajadas).

-Se publicaron muchas noticias tuyas en los últimos meses. ¿Te afecta cuando hablan de vos?
-El que dice que no, miente. Que hablen de vos te afecta, en mayor o en menor medida. Pero si tenés claridad sobre vos misma y sabés dónde estás parada, ahí es donde tenés que tener puesta la mirada, no en el afuera. Igual, cuando dicen cosas como ‘está embarazada’, ‘está gorda’, ‘tiene arrugas’, esto o lo otro, me afectan. No soy un trapo que no siente nada.

-Al hablar poco de tu vida privada, proyectás una imagen de mujer misteriosa. ¿Sos así realmente?
-No sé. Lo que sí es cierto es que pongo un límite muy claro donde no dejo que determinada gente se meta. Solo le abro mi mundo a mis amigos y a las personas que están bien cerca de mí. En un medio donde todo es exponerse -y cuanto más, mejor-, yo elijo levantar algunas paredes. Tal vez eso genere una sensación de ambigüedad. Con los años me voy dando cuenta de las trampas del lenguaje televisivo y mediático, y trato de no caer en ellas.

-En la nota anterior con LUZ decías que el medio te parecía un circo, ¿seguís pensando igual?
-Totalmente. Gente que no te conoce te saluda como si fuera un íntimo amigo, y yo misma me he encontrado en esa situación. Así que yo también participo del circo y me hago cargo, pero dejo una gran parte de mí afuera. Un pedacito sí lo comparto, el resto no. Eso hace la diferencia. -

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